La computadora nos ha brindado miles de soluciones a quienes escribimos y a quienes corregimos. Sin embargo, no queda claro por qué es que tanto los inventores del Word como los del teclado nos han negado la posibilidad de disponer de la raya en un lugar más accesible.
Tal vez para sorpresa de muchos, el guión que aparece en la mayoría de los teclados entre el Shift derecho y el punto no es el famoso guión de diálogo que tanto vemos en las novelas, ni tampoco es el símbolo que se usa para introducir un inciso similar al paréntesis, pero con mayor grado de conexión con el resto del texto —un inciso como éste—. Estas rayas que acaban de aparecer se llaman así, “rayas”, y se escriben en el teclado en la compleja forma de “Ctrl” + “Alt” + “-”, que es el guión que aparece en el NumPad (a la derecha del teclado), y no el que está al lado del punto. También se pueden hacer con “Alt” + “0151” del NumPad, o, en Mac, con “Alt” + “Shift” + “-”. Y para las PC portátiles es aún más complicado, porque no hay NumPad, así que hay que combinar con la opción “Fn” (Función).
¿Cuál es la diferencia entre la raya y el guión?
Son dos: su grafía y su uso. La raya es mucho más larga que el guión (aunque depende también de qué tipografía se trate), y es incluso más larga que el guión bajo o el guión automático que a veces genera el Word. Y en cuanto al uso, como decíamos, sirve para introducir incisos que tienen una relación más estrecha con el texto que la que existe en el paréntesis, pero que sin embargo, puede funcionar con una sintaxis propia, además de funcionar como guiones de diálogo y para realizar listados. El guión, por su parte, sirve para unir palabras (como “teórico-práctico”, por ejemplo) y para separarlas al final de los renglones. Esta diferenciación es importante, pues le permite al lector distinguir qué es lo que sucede cuando aparece una línea media al final de un renglón: es decir, si es larga, se tratará de una aclaración, y si es corta, de una unión o división de palabras, de acuerdo con cada caso.
Sin embargo, al estar la raya tan escondida en el teclado, es sumamente común ver al guión siendo utilizado en el lugar de la raya sin mayores inconvenientes. Podría decirse que es una manía que existe entre correctores y editores, pero que es un error ampliamente aceptado entre otro tipo de comunidades.
Sobre la raya y los diálogos
En algunas editoriales se usa incluso un tercer símbolo, que es el guión de diálogo propiamente dicho, más corto que la raya y más largo que el guión. De todas formas, se puede usar la raya perfectamente para introducir diálogos. Lo interesante es tener en cuenta cómo funciona ésta al encontrarse frente a otros signos de puntuación.
—¿Querés verlo?
—Claro —dijo él.
—Tomá —le dijo—. Esto es para vos.
(Piglia, Ricardo, La ciudad ausente, Anagrama, Buenos Aires, 2008 [1992], p.92)
En este ejemplo podemos ver cómo funciona la raya en un diálogo: por un lado, sirve para marcar que es algo que dice alguien, sin necesidad de aclarar con un verbo declarativo, como en el primer caso. En esta situación, no se debe cerrar con otra raya. Además, es importante notar que el texto va inmediatamente después de la raya, sin espacio (más allá de que el Word lo marque como un error cuando se lo pone al lado de un signo interrogativo o exclamativo). En cambio, la raya que cierra, como se ve en las dos líneas siguientes, va pegada a la aclaración, y no a lo que se dice. Es decir, en realidad el único guión de diálogo es el primero. Lo que viene después son aclaraciones de quién dijo, cómo lo dijo, qué hizo al momento de decirlo o después, etcétera. Es por eso que la puntuación que se añade debe ir luego del inciso y no antes, tal como se ve en la tercera línea. El punto (lo mismo ocurriría si fuese una coma o cualquier otro símbolo) no va luego de “Tomá”, sino que sigue a “—le dijo—”, porque éste está aclarando a “Tomá”, por lo que sigue tratándose de la misma oración.